El uso terapéutico de esta planta -con el fin de disminuir o paliar síntomas de numerosas enfermedades como la artritis, el sida, la hipertensión, la enfermedad de Crohn, la depresión o el estrés, entre otras muchas afecciones-, no implica consumirla necesariamente a través de la aspiración (que además conlleva otros efectos colaterales además de sus beneficios), por lo que su utilización culinaria también está siendo objeto de investigación e incorporación en terapias que cuentas con su presencia. Parece que con el tratamiento adecuado puede utilizarse como el ingrediente estrella de un plato o de un postre.
Cuidado con las dosis
El usuario que vaya a hacer uso de marihuana en la cocina -que aquí se convierte ya en condimento- ha de tomar precauciones con los efectos secundarios de su ingesta, teniendo en cuenta que no todas las personas tienen el mismo grado de tolerancia. Lo mejor será seguir las indicaciones del médico que nos la recete o de un especialista.
Dando por hecho que los comensales tienen una buena tolerancia a las recetas que contienen marihuana, hay que tener muy en cuenta las proporciones a añadir. No se trata de hacer los platos “a lo loco”, máxime cuando sus efectos sobre la persona que come pueden dejar de ser beneficiosos por un exceso de cantidad. Por ello, es muy recomendable añadir cantidades teniendo muy en cuenta la constitución, estatura y tolerancia de cada persona (o ceñirse a una ración mínima para ser más precavidos).
Otro aspecto relevante con respecto a las dosis o cantidades adecuadas es el estado de conservación de la planta (si está muy seca o muy tierna), qué parte vamos a utilizar (el tallo o la hoja), su grado de pureza e intensidad…
Para lograr una calidad constante que permita conseguir una referencia estable en cuanto a pureza, efectos y, por consiguiente, cantidades a usar, se puede recurrir a la instalación de armarios de cultivo de marihuana y plantarla nosotros mismos. Con el uso de este espacio preparado, se puede conseguir estabilidad y uniformidad en la calidad de la planta.
Precaución con la forma de ingesta
Existe una diferencia considerable entre fumar la hoja y comerla. En caso de ser fumada, los efectos son patentes en unos 10 minutos, ya que el aire pasa a los pulmones y a través de estos al flujo sanguíneo. Si la ingerimos, la acción de sus efectos se manifiesta mucho más lentamente, ya que ha de ser procesada por el aparato digestivo, disuelta en el estómago y después absorbida por los intestinos, de modo que apreciaremos las consecuencias en aproximadamente una hora (tiempos que pueden variar de una persona a otra).
Recetas con marihuana
En cuanto a los platos a los que mejor se adaptan la marihuana, las variantes y posibilidades son tantas como los gustos que puedan llegar a tener las personas. Por ello puede usarse en una ensalada, como relleno para croquetas, pimientos rellenos, para una pizza, en sopas, en hamburguesas, en la pasta, y en multitud de postres, como lenguas de chocolate, el yogur, tarta de trufas o un pudin de chocolate.
Fuente: elcogollo.com