¿Quién dijo que el hábito no hace al monje? Creo que estaba equivocado. Prueba a disfrazarte de algo que siempre te ha divertido, de ese personaje o alias que provoca en tí una gran curiosidad, métete en su piel, siéntete como se sentiría él, en su época, trata de imitar sus movimientos, sus gestos, detrás de la seguridad que te propicia el anonimato, seguro que podrás desinhibirte todo el tiempo que te sientas como ese personaje. Ese es uno de los atractivos del disfraz, el mismo que pueden sentir los actores al tomar las riendas de su personaje, dejan atrás su propio ser, su alma, y se convierten en ese otro yo al que dan vida. Todo un reto. Toda una experiencia. Pruébalo si todavía no lo has hecho, lo vas a repetir.
Los primeros disfraces ya se usaron por los hombres prehistóricos, utilizaban ciertas “performances” para diferentes ocasiones y con motivos distintos, como cuando usaban pieles de animales sobre su cuerpo para ir a cazar, pretendían así conseguir la fuerza y fiereza de los animales a los que iban a enfrentarse, en otras ocasiones su uso podría justificarse para asustar o ahuyentar a otros individuos de su tribu, o de tribus rivales, que por algún motivo representaban un peligro, usándose también como vestido en prendas más elaboradas, aunque rudimentarias.
Hablar de disfraces es hablar de Venecia, ya que cuenta con el carnaval con más historia que se conoce, con sus máscaras y sus ricos disfraces, se viene celebrando desde la Edad Media. Su origen está en el deseo de la nobleza de mezclarse con el pueblo sin ser reconocida, usando para este fin vestidos un tanto extravagantes, y por supuesto las máscaras tan características. Así cada año se vienen celebrando unos carnavales con estilo propio –veneciano- que atraen a miles de turistas por la belleza y colorido de sus trajes de época, que visten anónimos ciudadanos que esperan y se preparan todo el año para el evento, un espectáculo único de luz, color, brillo sobre los canales, colorido sobre las góndolas.
En las civilizaciones griega y romana, ya se organizaban fiestas dedicadas a los numerosos dioses a los que rendían culto, vistiéndose como ellos les conocían en sus diferentes representaciones, haciendo referencia con sus indumentarias al aspecto del que ellos eran los benefactores, como las cosechas, el vino, la fertilidad, la primavera, la lluvia, la guerra, el mar.
Del antiguo Egipto nos ha llegado uno de los disfraces más populares: El de momia, por la costumbre egipcia de la momificación, es un disfraz divertido y muy sencillo de conseguir, por lo que siempre tiene éxito en cualquier fiesta de disfraces.
Todas las fiestas en las que puedes disfrazarte
Si tienes una fiesta en breve, a la que vas a invitar a todos esos amigos tan especiales, a los que les gustan los disfraces tanto como a tí, debes pensar en algunas cosas, lo primero el espacio donde vas a celebrar la fiesta, el tema sobre el que va a girar la decoración y la indumentaria de los asistentes, la música, que ambientará el evento, el catering, la decoración … ¿Quieres ser un poco más original? Pide, en tu invitación, que los asistentes vayan disfrazados, bien de una temática concreta, o en plan más libre, cada uno del personaje o la temática que más le guste, o que predomine una temática o color concreto en los vestidos, seguro que el resultado será de lo más chispeante y divertido. Una fiesta inolvidable.
¿Las temáticas? Hay muchas: Profesiones y uniformes, culturas y lugares, cine y TV, fantasía, históricos, actualidad, música, terror… Elige la que mejor vaya para tu fiesta. Existen disfraces para hombre, mujer, familias, parejas, grupos, niños.
La fiesta de cumpleaños de los niños
La mejor forma de organizar una fiesta con disfraces y decoración muy personalizada para tus hijos es ponerse en contacto con una empresa con tradición en el mundo del disfraz como La Casa de los Disfraces; disponen de los productos que necesitas para tu decoración especial, además de vajillas desechables, velas, piñatas infantiles, globos, decoración de Unicornio para los más pequeños, todo lo necesario para vestir la fiesta de cumpleaños de los niños. Para los niños hay una amplia temática basada en las películas de animación, personajes de cuentos, princesas Disney, superhéroes, frutas, animales, Halloween, etc.-
Disfraces para la fiesta de los compañeros de trabajo
Existe todo un mundo de posibilidades para hacer una fiesta sorprendente en la que todos los participantes podáis dar rienda suelta a vuestra imaginación, acudiendo a la fiesta con el disfraz elegido libremente, o siguiendo la temática que se haya pedido en la invitación, pero siempre hay un amplio margen para que la imaginación vuele y consigas dar forma a una performance de lo más sugerente y original, esa que te gustaría para sorprenderles a todos.
Elige para tu disfraz entre la amplia variedad que para hombre o mujer puedes encontrar en una tienda especializada como La Casa de los Disfraces todo lo que necesites, disfraces medievales, o de carnaval, o Halloween, o un disfraz más personalizado en cuyo caso se hará conforme a tus indicaciones e idea original, existiendo variedad de tallas y modelos, para todos los asistentes.
Usa un disfraz, te sentirás un poco más libre
Debajo de la máscara, del disfraz, está tu verdadero yo. El disfraz permite que afloren rasgos de tu personalidad que ni conocías, tampoco los demás. La desinhibición que consiguen fiestas como el carnaval nos hace ser un poco más auténticos, más libres de ser como somos y no como nos dicen que debemos ser, no tendremos el freno y la autocensura permanente que exige la convención social. En carnavales surgen sentimientos reprimidos que se proyectan mediante el disfraz. Muchos hombres se disfrazan de mujer, como una forma de dar salida a esa parte femenina que por presión social se mantiene oculta, sin autocensuras y de una forma divertida, y esto es bueno, porque todos, hombres y mujeres, tenemos esa dualidad masculino y femenino, aunque predomine una de ellas evidentemente. Pero lo que más nos puede sorprender es que la utilización de un disfraz nos ayuda a sacar a la luz rasgos ocultos de nuestra personalidad, y en cambio en el día a día, sin careta física, usamos la que nos impone la sociedad, la que mostramos al mundo para que nos vean tal y como nos gustaría que nos viesen, autocensurando todo aquello que no aceptamos nosotros mismos o la sociedad.