El gusto por el buen vino en España viene de lejos, siendo como somos un país mediterráneo, la tradición y cultura vinícola se encuentra intrínseca en la identidad española, herencia que ha quedado de la influencia y aculturación de los antiguos fenicios, griegos y romanos.
En España se hace y se ha hecho mucho vino, en cuanto abandonamos la ciudad, comienzan a aparecer tierras de cultivo por doquier, y como no puede ser de otra manera las vides aparecen poblando las mayor parte de las extensiones de tierra junto al olivo, otro de los productos de la tierra que caracterizan a la dieta y cultura mediterránea. Tanto la vid como el olivo son especies que se adaptan perfectamente a la climatología que tenemos en España, de clima suave y con pocas lluvias.
La cultura del vino ha estado tan presente en nuestras vidas que son muchos los que cada vez que vuelven al pueblo, a casa de los abuelos, pasean por las tierras de la familia entre olivos y vides, impregnándose de aquello que le recuerda a su niñez, al hogar donde creció y al que pertenece, aquello que le impregnó de identidad y de lo que no puede desligarse. Y cuando llega la hora de la marcha, de dejar todo eso atrás y volver a la rutina del trabajo en la ciudad, el que más y el que menos, se lleva para casa el coche cargado de ese aceite y ese vino que con tanto amor y dedicación hace el abuelo como si de cofres de monedas de plata y oro se tratara, un tesoro más que apreciado y valorado.
Debido a que somos un país tradicionalmente vinícola, algo que llevamos intrínseco a nuestra cultura mediterránea, hoy en día se ha dado un repunte del gusto y aprecio por el vino, han surgido cantidad de variantes y contamos con bastantes denominaciones de origen que atestiguan la calidad de nuestros vinos. Después de unos años de cambio de tendencia, los paladares españoles han vuelto al buen aprecio por este caldo y actualmente podemos hablar de muchos detalles que nos vienen a demostrar que el cultivo y el consumo de vino en nuestro país se encuentra en un excelente momento.
Hoy en día cualquier bar, restaurante, local de copas o vermutería que se precie necesita tener un apartado especialmente acondicionado para el almacenamiento y conservación de sus vinos. La tendencia ha cambiado y el consumidor resulta hoy en día de gustos selectos, no se conforma con cualquier cosa, salir de copas o de cervezas ha tenido que dejar espacio para aquellos que gustan de salir a tomarse unos vinos. Salir de fiesta y beber alcohol, por suerte, ha tenido que ceder espacio para aquellos que aprecian un ocio más sosegado, de calidad, en el que gustan de sentarse tranquilamente, disfrutar de un ambiente calmado que permita buenas y relajadas conversaciones frente a una copa de vino. El vino se ha convertido en un elemento distintivo de calidad y clase, tanto por sus características y peculiaridades, como por aquellos que lo demandan y lo consumen que se diferencian de aquellos que prefieren la cantidad a la calidad, consumen alcohol con el único objetivo de enajenarse y perder el control, en muchas ocasiones, de sus acciones.
España, país de vinos
Hoy en día existe una cantidad ingente de vinos, una gran variedad que viene a colmar las exigencias y el gusto del gran público cada vez más exigente. Es por esta razón, la variedad de vinos, sus características concretas y necesidades de conservación, que los locales que se precian de tener una delicada carta de vinos apuestan por tener espacios dedicados exclusivamente al almacenamiento y conservación de sus caldos. Como nos cuentan desde Vicave, hay que recordar que cada vino tiene sus peculiaridades, vinos tintos, blancos, rosados, gaseosos, para tomar más o menos fríos…todos ellos tienen unas necesidades concretas que solo serán cuidadas en espacios adaptados especialmente para su almacenamiento y conservación respetando las exigencias de luz y temperatura.
Sería fácil pensar que el consumo de vino se ha puesto de moda y que como cualquier otra en algún momento pasará, pero la realidad es que como ya se ha señalado en este artículo en repetidas ocasiones y sabemos de sobra, España es un país mediterráneo, y como tal de tradición vinícola, y si bien es cierto que ha habido cierta época en la que el consumo de vino se había visto reducido, nunca se ha perdido esa seña de identidad, al contrario, precisamente el vino es algo que identifica la cultura de España como la cerveza lo hace con los alemanes, es algo innegable e inseparable de lo que somos.