Estoy realmente cansada de que ir a un hotel acabe significando comer mal. Me gusta mucho viajar y cada vez que la economía y el tiempo me lo permiten hago alguna escapada, aunque sea de fin de semana, y como amante de la cocina busco siempre un buen servicio en los hoteles pero en el 90% de los casos acabo descubriendo un horrible restaurante y un penoso servicio bufet en los desayunos. Pocos son los hoteles que me han sorprendido para bien, la cadena Mercer Hoteles es una de las pocas que tiene en cuenta estos detalles pero claro, si quiere viajar no puedes alojarte sólo en esa cadena.
Mercer Hoteles cuenta ahora mismo con tres hoteles abiertos en Bercelona y las inmediaciones y tres hoteles más a punto de inaugurarse, en Córdoba, Sevilla y otro más en la ciudad condal y en todos estos hoteles se han preocupado de poner una gran cocina y contratar a verdaderos maestros de los ingredientes. Cenar en el Mercer Barcelona es tener una experiencia gourmet y los desayunos del Bòria BCN son un lujo al alcance de la mano, pero esto no suele ser lo normal.
Una mala Experiencia
Recuerdo mi última estancia en un hotel como algo desastroso, nos fuimos a pasar un fin de semana a Denia, en la costa levantina, fueron sólo dos noches con dos desayunos bufet y aquello era incomible. Las tostadas parecían precalentadas, la bollería dura como una piedra y mejor no hablar de la mermelada. Fue tan mala la experiencia que decidimos no cenar ningún día en el restaurante del hotel y estoy segura de que, como yo, otro tantos huéspedes pensaron e hicieron lo mismo tras probar aquellos desayunos. La segunda noche, que tras haber pasado todo el santo día bajo el sol, no nos apetecía salir a cenar fuera, pasamos pro un supermercado a la vuelta de la playa y compramos salón, tomate rallado preparado, un par de cerveza, pan, y algún que otro paté y subimos todo a la habitación para cenar en la terraza privada. Mucho mejor que el restaurante, seguro.
Ahora en Semana Santa quiero ir a Mallorca, a un hotel muy especial. Se trata de una Hotel Fortaleza que descubrí por casualidad y que me parece una experiencia que hay que vivir, pero claro, desconozco quien está al mando de la cocina en el hotel o qué tipo de comida preparan así que voy un poco con los pies agarrados, como digo yo, no vaya a ser que acabe saliendo todos los días fuera a comer y cenar para huir de la cocina de algún mal cocinero. Y aunque digan eso de que “para gustos los colores” los que conocemos los entresijos de la cocina podemos aceptar ese refrán en referencia a sabores: este me gusta más, este menos, yo no le habría echado esta especia o esta otra, etc. Pero en cuestión de lo que está bien cocinado mal preparado ese refrán no es aplicable, porque o se hace bien o se hace mal, pero el gusto ahí no entra porque puede que no te guste un plato, porque no te vaya el sabor que tiene o los ingredientes que se han utilizado pero esté muy bien hecho y entonces no puedes decir que ese restaurante tenga una mala cocina, o que el chef no es bueno, como mucho podrás decir que no te ha gustado el plato, pero ya está.
Sinceramente, espero llevarme una grata sorpresa esta semana santa pero tampoco me voy a llevar un gran chasco si es todo lo contrario porque estoy curada de espanto, aunque es algo que me enerva porque para mí, contratar un hotel de lujo, significa que TODO sea de lujo, no sólo la estancia.