Masticar los alimentos es el primer proceso de la digestión. Lo que hagamos en esta fase y cómo lo hagamos, supondrá una ayuda o por el contrario una traba para nuestro estómago. Comer de manera inadecuada puede traernos malas consecuencias para nuestro organismo (sobrepeso y otros trastornos derivados), y la salud de nuestra boca. Es muy importante ayudar a nuestro cuerpo con una buena masticación. De esta manera evitaremos el desgaste innecesario de nuestra dentadura, que nos lleve a que un dentista nos realice implantes dentales en una clínica de Madrid, Barcelona o Palencia.
Masticar bien no resuelve por sí solo un problema de obesidad, pero sí ayudaremos claramente a nuestro cuerpo a procesar los alimentos. La clave reside en ser consciente de lo que hacemos cuando estamos masticando en lugar de hacerlo de manera mecánica. Es importante salivar bien durante la masticación (el ácido de la saliva también ayuda a descomponer los alimentos) e ingerir el líquido suficiente durante la ingesta para favorecer el paso de los alimentos. La saliva contiene propiedades antibióticas que protegen nuestros dientes de posibles infecciones por el ataque de microorganismos contenidos en la comida, y lubrica nuestros dientes para que los alimentos no se queden adheridos a ellos.
Masticando bien conseguimos que la digestión de los alimentos sea más rápida, y por tanto se acelere el metabolismo favoreciendo la labor del hígado y el páncreas, los órganos que más sufren cuando los alimentos no están bien triturados.
Cuando vigilamos atentamente nuestra masticación, inconscientemente comemos más despacio, y esto hace que la sensación de saciedad llegue antes. Consumamos la cantidad de comida que consumamos, nuestro cerebro da la señal de saciedad a los 20 minutos de haber empezado a comer, hayamos ingerido más o menos cantidad de alimento.
El ritmo de vida actual nos lleva a comer con prisas, lo cual hace que suframos digestiones pesadas, estreñimiento, neutros, deficiencia en la cantidad de oxígeno aspirada, ansiedad, acidez de estómago, gases…
No debemos olvidar que masticar tiene como objetivo triturar el alimento y mezclarlo con las enzimas de la saliva, separando las sustancias beneficiosas de las tóxicas.
Masticando pausadamente los alimentos se degustan mejor y disfrutamos mucho más de la comida.