Las vacaciones son vistas por cada uno de diferente manera. Donde unos preferimos el descanso y el relax tras un año o un curso de lo más agobiante y estresante, otros prefieren usar ese tiempo para viajar, para visitar a los amigos y a la familia o para, por ejemplo, o practicar deporte u otras actividades para las que no tienen tiempo durante el año.
En mi caso, yo intento aunar esto último de practicar actividades que no puedo hacer durante el curso y también para relajarme y disfrutar de la comida. Yo soy correctora ortotipográfica y de estilo, es decir, que me paso los días leyendo y leyendo textos que la mayor parte de las veces no son de mi interés, ya que no todo el mundo escribe sobre lo que me gusta. Es más, suelo corregir libros académicos y estudios, es decir, que las novelas raramente las huelo, y lo cierto es que son una gran fan de las mismas, especialmente de esas policíacas o de misterio que tanto enganchan. Así que me gusta aprovechar mi tiempo libre para poder leer todos esos libros que me compro durante el año y que nunca tengo tiempo para leer.
Es más, ser corrector no es una profesión para nada bien pagada, así que muchas veces tengo que trabajar más horas de la cuenta para que se me quede un sueldo digno. Es por esto que incluso hay días en los que como mal o con prisas porque no tengo tiempo de hacer un plato algo más elaborado.
Así, mis vacaciones suelen reducirse a irme a un lugar donde se pueda comer bien, como puede ser el norte de España, y donde además tenga la suficiente tranquilidad como para poder descansar y leer. Mi plan normalmente es levantarme temprano, irme a pasear por la playa y comer en algún bar de la costa para volverme al apartamento de alquiler donde leo toda la tarde en una hamaca que coloco en el balcón. Para mí no hay mayor placer que ese la verdad, y lo aprovecho y saboreo hasta el último sorbo.
Las vacaciones de este año serán en Asturias, que no es un lugar especialmente masificado y donde puedo estar de lo más tranquila. De hecho, tengo ya la lista de libros que me voy a llevar. Este año, por cierto, no serán novelas. Y es que hace poco estuve corrigiendo una tesis doctoral donde en la bibliografía encontré libros con títulos muy interesantes acerca del lenguaje y sobre los que me apetece saber más. Son casi todos de la Editorial Aljibe, especializada en temas de formación y pedagogía. Me pareció muy buena la temática que planteaban y desde que corregí esa tesis he tenido ganas de echarles un vistazo.
Asturias, tierra de rica gastronomía
Como os decía, otra de las razones por las que suelo guiarme a la hora de escoger destino de vacaciones es por la gastronomía. Tras pasar casi todo el año en Madrid comiendo pan congelado y pasta esos días en lo que no tienes tiempo para más que poner unos macarrones en la olla, comer bien es lo que más necesito y es una forma también de cargar pilas para la vuelta.
Asturias en este sentido es un destino ideal, ya que no solo sus platos están de lo más ricos, sino que los precios son razonables, como para estar una semana o dos de vacaciones comiendo de menú cada día, y además estos menús suelen tener productos de la mejor calidad. Imaginad la diferencia, ya no solo de preparación, sino de calidad que tiene que haber entre un pez recién pescado y que comes fresco que uno de los que podemos comprar en cualquier supermercado de la capital. No hay color.
Asimismo, me gustaría probar también los platos típicos del Principado, de los que tanto me han hablado otros amigos que han estado de visita por la zona. La fabada, el cachopo, el chorizo a la sidra, el pixín, los escalopines al cabrales… No sé si me llegarán los días de vacaciones que llevo para tanta variedad como hay en este lugar.