Hace unos días leí una noticia bastante cómica en El Pais que hablaba de sushi. Yo soy una fan empedernida de la comida japonesa, adoro su sabor, su textura y su originalidad. De hecho, mi restaurante favorito es Ensosushi que, como su nombre indica, su especialidad es precisamente esa comida de la que se burlaban en el artículo de El Pais y que yo adoro. Tiene varios restaurantes y todos son maravillosos: en Madrid, Alicante, Murcia, Los Belones, etc.
El artículo del que os hablo se titula de la siguiente manera: “Alguien tenía que decirlo: el sushi no quita el hambre”. Crítica este plato por su elevado precio y por ser poco saciante algo de lo que me río yo con ganas. Obviamente, pagamos lo que comemos y el sushi, bien hecho, es un plato muy elaborado que lleva mucho trabajo preparar, aunque algunos piensen lo contrario, así que es lógico que no sea barato, precisamente. Y eso de que no sacia es discutible porque yo me como cuatro o cinco piezas de sushi y ya estoy inflada.
Según este artículo, todo tiene un sentido, pero yo lo achaco todo al apetito de cada uno. Mi novia puede comerse siete platos de comida y está delgadísima, yo con uno estoy que reviento y engordo enseguida.
EL doctor José Manuel García Almeida, Jefe del Departamento de Endocrinología del Hospital Quirón de Málaga, en cuestión de apetito todo es muy complejo: ““Hay múltiples factores que regulan este proceso. Hay hormonas, como la grelina, por ejemplo, que se activan de muy distintas maneras y mandan señales al sistema nervioso central que tienen que ver con el hambre y el deseo de comer. También son importantes los estímulos sensoriales de las papilas gustativas o la propia visión de la comida a la hora de influir en los niveles del apetito. No se puede, por tanto, hablar de forma específica y aislada de alimentos que aceleren el hambre u otros que sacian, aunque sí es cierto que hay patrones generales de alimentación que se relacionan con más saciedad o menos”, asegura el experto.
Alimentos que no sacian
En otras palabras: según este especialista hay ciertos alimentos que, debido a sus nutrientes, harán que comas más de la cuenta.
El pan blanco es uno de ellos. Las harinas refinadas, como las del pan blanco, tienden a dejar la impresión de que, al poco de ingerirlas, tenemos otra vez ganas de comer. Pero ¿por qué? La razón es que se digiere con facilidad y se absorbe de manera muy rápida por lo que nos provocan un pico de glucosa elevado que incide en un alto nivel de secreción de insulina, que es la responsable de que el hambre aparezca poco tiempo después de haber comido. Otros alimentos con los que ocurre lo mismo son los azúcares refinados, los snacks salados, el alcohol, etc. Este último, como contribuye a que nuestro cuerpo padezca algunos síntomas asociados a la deshidratación hará que necesitemos un chute de energía lo que significa que acabaremos comiendo lo que sea.
Bueno, pues según este artículo con el sushi ocurre algo parecido, nos eleva el nivel de glucosa y nos da hambre tras haber cenado este plato japonés. Sin embargo, bajo mi experiencia eso no ocurre así que, o soy la excepción que confirma la regla, o se han equivocado. ¿Qué opináis?