No es la primera vez, ni será la última, que alguien me pregunta qué puede hacer para mejorar la calidad de sus productos y conseguir que el cliente que pruebe su comida decida repetir en diversas ocasiones, pero he de decir que conseguir esto no depende sólo del producto que ofrezcamos sino también de la atención al cliente que demos, de la ubicación del local e incluso de la decoración que tengamos en el negocio.
Con esto no pretendo desanimar a nadie, lo que quiero es dejar bien claro que no hay una llave mágica que abra la puerta del éxito aunque, obviamente, hay ciertas cosas que podemos tener en cuenta para asegurarnos de que hemos llevado a cabo todas las acciones posibles que se encuentran a nuestro alcance con el fin de lograr conseguir los objetivos que nos habíamos propuesto en un principio.
Ahora bien, como la pregunta que me hacía uno de nuestros lectores tenía que ver sólo con la búsqueda de proveedores de calidad y la compra de productos que denoten una restauración selecta, voy a centrarme en ella para intentar aportar un poco de mi «sabiduría profesional» a esta cuestión.
Para empezar debemos tener muy claro qué es lo que queremos ofrecer. Hay negocios de restauración que funcionan a las mil maravillas como establecimientos de comida rápida y los hay que funcionan de manera exquisita como restaurantes gourmet, y ninguno de estos dos tipos de negocio tiene nada de malo frente al otro. Eso significa que debemos definir muy bien qué queremos ofrecer y a qué público va dirigido antes de empezar a buscar proveedores, e incluso antes de comprar ningún tipo de alimento. Por ejemplo, no es lo mismo comprar un entrecot de clase A para intentar ofertarlo en un establecimiento hostelero pensado para gente joven que comprarlo para un restaurante dirigido a una clase social alta. El consumidor joven no puede permitirse pagar 25 euros por un entrecot cocinado al punto de sal y tampoco pretende consumirlo, por lo que es ridículo comprar este tipo de carne para un restaurante cuya clientela no pasa de los 30 años, ahora bien, probablemente sería el producto perfecto para un restaurante de alta cocina.
Calidad frente a cantidad
Últimamente está muy de moda el producto ecológico por lo que, aunque no estemos pensando en poner un restaurante cuya carta se prepare enteramente con este tipo de productos, tal vez sí sea interesante reservar un espacio de la misma para ofrecer platos elaborados con alimentos naturales. En los supermercados ecológicos online podéis proveeros de gran diversidad de productos a precios económicos y crear, con ellos, platos especiales que podéis incluir en vuestra carta. En este sentido tenéis varias opciones: centraros en el consumidor saludable que busca un producto natural, centraros en el consumidor vegetariano o vegano que agradecerá que los productos empleados para elaborar sus platos sean ecológicos, o centraros en los clientes que se encuentran haciendo una dieta estricta (bien de tipo adelgazamiento o por cualquier motivo de salud).
Otro consejo que puedo daros, sobre todo si vuestro establecimiento es el típico en el que la clientela va a tomarse unas cervezas, es que no seáis “ratas”. Para el consumidor marca mucho la diferencia que el camarero le traiga la típica caña con su tapa de regalo. Esto le ofrece una muy buena imagen del local frente al establecimiento en el que el camarero le trae una cerveza “a palo seco” y, lo mejor de todo, es que para el hostelero no supone un gasto elevado. Por ejemplo ¿qué puede costar poner un plato de frutos secos acompañando a la cerveza? Muy poco en comparación con lo que podemos ganar. En Frutos Secos del Carmen podéis haceros una idea de lo que os hablo.
De lo que se trata es de definir exactamente la imagen que queremos dar y ante qué público queremos estar y, posteriormente, asegurarnos de comprar la mejor calidad en base a los criterios anteriores. Por ejemplo, si somos un fast food de hamburguesas está claro que no podemos comprar la típica carne de buey exquisita para hacer nuestra hamburgues,a pero dentro de la gama a la que podemos acceder, es recomendable comprar siempre la de mayor calidad, y si necesitáis ahorrar por algún lado, es preferible que lo hagáis poniendo raciones más pequeñas (sin pasaros) antes que bajando la calidad de vuestros platos.