Se suele decir que quien adora la restauración y el buen comer no lo pierde nunca y creo que es verdad. Mis tíos nunca tuvieron hijos y con el pasar de los años han venido los achaques, especialmente en cuanto a movilidad. Nosotros no podíamos cuidarles porque trabajábamos los dos.
Mi tío que es algo mayor, fue el primero en perder movilidad, pero mi tía al menos podía moverlo, pero cuando ella también ha ido perdiendo fuerzas y movilidad (las rodillas no le perdonan) la situación se volvió complicada. Ellos viven en un barrio de Madrid que está plagado de casas sin ascensor de la época de los años 50 del siglo pasado, por lo que si tienes problemas de movilidad lo tienes bastante complicadillo.
Nosotros sabíamos lo mucho que querían a su casa, donde hemos vivido grandes recuerdos, pero veíamos como al final se estaba convirtiendo un poco en su cárcel. Había que buscar soluciones, puesto que ellos han sido siempre muy independientes y no querían estar a cargo e nadie.
Hablando mi mujer con una compañera de trabajo le comentó de los apartamentos tutelados San Vital, una opción magnífica, pues ahí tienen todo tipo de independencia, pero con el cuidado y monitorización, tanto de las personas de la residencia como de los médicos con los que cuenta la misma. Algo que nos gustó especialmente cuando les llamamos fue que podían si era su deseo llevar sus muebles al apartamento si querían sentirse más como en casa.
Al final nos tocó hablar con mis tíos y bueno, fue complicadillo, pero al final terminaron entrando en razón, porque las dificultades que tiene una casa con escaleras empinadas cuando no puedes moverte como quisieras son evidentes.
Les dijimos que visitaran el centro y así podían tomar la decisión definitiva. Aunque íbamos con dudas (mi tío es muy cabezón), la verdad es que se rindió ante la evidencia o ante el servicio de comidas. Resulta que ese día estaban haciendo torrijas y al conocer a la cocinera que era de un pueblo de Palencia al lado del de mi tío, terminó por convencerse.
Llegó hasta tal punto que se quedaron a comer y dieron el sí. ¿Increíble no? Al final el haber sido un matrimonio que gustaba de irse de comidas y de cenas, pesó mucho y el sentirse en un sitio que según ellos había buena comida les terminó por convencer.
Ahora estamos tranquilos
Nosotros ahora estamos bastante más tranquilos, puesto que sabemos que tienen todas sus necesidades cubiertas y si les pasa algo un buen equipo médico y los profesionales les van a atender, qué decir de las facilidades para desplazarse, ellos son autónomos, pero cuando tienes unas escaleras muy empinadas de cortos escalones, los accesos a tu hogar se convierten en una trampa.
Así que al final, vamos 2 veces por semana a verles y están ya hasta con su pandilla de amigos hecha. Esto les permite también distraerse, porque en los últimos años no salían demasiado por no tener que volver y subir los tremendos escalones existentes.
Una vez dicho esto, os recomiendo que, si tenéis a vuestros padres, abuelos o familiares en una situación complicada, no dudéis en preguntar por este tipo de apartamentos si todavía son autónomos o en llevarles a una residencia de la que tengáis buenas opiniones.
Al final, aunque nos cueste, están mejor tratados que nosotros, ya que por mucho que uno quiera no somos profesionales. Todavía recuerdo a mi madre con mi abuela, que se dejó la espalda cuidándola en sus últimos años.
Sé que todavía es difícil en sociedades latinas como la nuestra donde la familia tiene mucha importancia, pero hay que intentar ver las cosas de una manera más práctica y reconocer que en determinados casos, querer bien a un familiar es dejar que esté en buenas manos, lo que hace posible que se le trate perfectamente.
Por mi parte, no tengo dudas y siempre que puedo a mis amigos o conocidos les recomiendo este tipo de apartamentos tutelados, son una opción de lo más racional a un problema que al vivir más suele afectar a la sociedad en mayor grado. Ante los problemas se deben buscar soluciones y para nosotros San Vital ha supuesto una solución de lo más acertada.